Y llegó el otoño …

Después de tantas horas de luz y sol, vacaciones y vida al aire libre, llega la época de volver a la rutina. Los días se acortan, se vuelven más fríos y grises, invitando al recogimiento y a retomar proyectos para afrontar un nuevo curso.
El otoño es una época de preparación en la que debes limpiarte de todo lo que no sirve para afrontar con energía el invierno. Por ello se considera al igual que la primavera una época propicia para la desintoxicación y la depuración en todos los sentidos de nuestra vida
En esta etapa de transición entre el caluroso verano y el frío invierno lo más recomendable es tomar alimentos que generen ese aporte de calor que hará falta para la estación posterior y que a la vez te ayudaran a nutrir y reforzar los pulmones y el intestino grueso (órganos relacionados con esta estación según la medicina tradicional china).
Debes optar por disminuir un poco los crudos en pro de los alimentos cocinados especialmente en la cena, aumentar las proteínas, a ser posible de origen biológico y vegetal, incluir alimentos que refuercen tus defensas naturales y restringir o disminuir los lácteos por las mucosidades que los mismos producen especialmente en esta época de resfriados frecuentes.

Zumos a base de verduras y frutas ricos en vitamina C, cereales integrales, semillas oleaginosas, fermentados como el miso o el chucrut, algas, germinados y legumbres como garbanzos, azuces o lentejas es algo que nunca debe faltar en tu alimentación especialmente en esta época tan propicia a los cambios.
La forma de preparación de los mismos también variara con respecto a otras estaciones, y así las cocciones serán más largas y a fuego medio. Se trata de ir cocinando poco a poco el alimento dotándolo del calor con que posteriormente te va a nutrir al consumirlo. Estofados, guisos, hervidos, horneados, así como sopas calientes y cremas de verduras que puedes enriquecer con miso, algas y cereales como quinoa y arroz.
En cuanto a la variedad de productos, aunque podría parecer que escasea al lado del tan colorista verano, nada más lejos de la realidad, si bien es cierto que pueden ser son alimentos menos vistosos, mas carnosos y con menos agua.
Están en su época fuerte las verduras, hortalizas y raíces como la zanahoria, patata, batata, boniato, remolacha, calabaza, cebolla, ajo, coliflor, nabo, chirivía, hinojo, rábano, apio, acelgas, espinacas, tomate, alcachofa, coliflor, brócoli, puerro, calabacín, berenjena, coles de Bruselas, repollo, lombarda, cardo, guisante, lechuga, pimiento, judías verdes, escarola y endivia.
Las setas típicas también en esta época son importantes al favorecer la función del sistema inmunitario contribuyendo a evitar los resfriados en invierno.
En cuanto a frutas, destacan las peras, manzanas, membrillos, cidras, caquis, kiwis, mandarinas, naranjas, mango, limón, plátanos, uvas, chirimoyas, mangos, granadas, pomelos y aguacates, así como castañas y frutos secos.
Usa un poco más de sal marina y especias como pimienta, canela, nuez moscada y clavo, todas ellas interesantes por su capacidad de calentar, así como infusiones de jengibre fresco que al ser algo picante, calienta y moviliza la energía del cuerpo.
El kuzu, una raíz japonesa, muy indicada para prevenir y cuidar el sistema respiratorio y el propóleos también resultan interesantes de incorporar en estas estaciones de cambio por su carácter protector y antibacteriano.

​By MJ

“Come bien, respira profundo y quiérete mucho”

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